martes, 6 de marzo de 2018

COMO UNAS CASTAÑUELAS

Me encuentro como unas castañuelas, así de bien. No quiero cambiar nada de mi existencia y me gusta la manera que tengo de vivir mi vida con cada vez más paz conmigo misma, positivismo y alegría. No paro de escribir y eso para mí es esencial. Descanso como un bebé. De la murmuración, no va conmigo. Aprendía hace ya algún tiempo a que hay unas cuantas cosas que me entran por un oído y me salen por el otro.  Y lo más importante: soy fiel a mí misma. No paro, parar y quedarme quieta tampoco está en mi vocabulario. Dentro de nada cumpliré  ciencuenta añazos, y creo que estoy en el buen  camino para conseguir todo lo que de bueno la vida me ofrezca. Sería tonta sino admitiera que soy imperfecta, pues sí, como todo el mundo. Yo creía que caía bien a todo el mundo, pero me he dado cuenta que despierto al menos curiosidad por ver como me desenvuelvo por la vida: pues me desenvuelvo muy bien: hago todo lo que puedo por sanar mi bella historia de amores que no aparecen, que se diluyen. Es verdad que sigo los dictados de mi conciencia y que duermo como un lirón porque sigo teniendo la conciencia muy tranquila. Besos por hoy, seguidores mudos, sigo tranajando en "mis cosas" y siempre me acuerdo de una frase: "No juzguéis para no ser juzgados". Me siguen gustando las mismas cosas que siempre, y escucho mucho los consejos que me da mi mejor apoyo; mi padre. Me encantan los niños, en especial mis sobrinillos. Besos, seguidores muditos. Culleraaaaaaaa a la vueltaaaaaa de la esquinaaaaaa!!
Mónica Rubio Ochoa
6-03-2018


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