Aprendía a seguir por la vida sin achantarme por nada, porqué no vale la pena el miedo, hay que descartarlo. Tampoco hay que sentir rencor, no lleva a nada bueno. Y a fiarte sólo de los justos, me refiero a mi pequeño círculo de amigos y familiares. Hay que tener osadía para poder ver la cara de la muerte y rebelarte gracias a Dios. Porqué sí, porque la Fe la tengo y a raudales. Yo ya no me ahogo en un vaso de agua. Sencillamente he aprendido a flotar como un pez. Y bueno, tengo una paz duradera con la que no contaba. Y he aprendido a levantarme cuando me he caído. Por ahora, nada más:
13-febrero-2022
Mónica Rubio Ochoa
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