Lo que he encontrado este bendito tiempo en Cullera son ganas de luchar y ganas de vivir. No hay en mi alrededor nadie más feliz que yo. La verdad es que tengo mucho por lo que ver la alegría en mi cara. Es verdad que he ignorado muchas cosas, pero he aprendido a quererme y respetarme. Y eso hace mucho que no lo sentía. Y me río más, me alegro más cuando algún conocido o amigo me saluda. Y nada, mi andadura por Cullera acaba pronto, y me siento como en una nube de sentimientos que a veces no sé controlarlos muy bien. ¿Amor? No es sólo eso, es volver a nacer en el mismo mundo lleno de sinsabores, pero con más ganas de todo, de cuidar, de ayudar y también de que me cuiden y me quieran. Pase lo que pase con mi vida este próximo invierno, seguiré cuidando de los míos, porqué los necesito y me necesitan. Me gustaría tener una varita mágica para que se materializaran todos mis deseos, de momento rezaré un poco por los míos, y por aquellos más necesitados. Y bueno, Valencia es una ciudad cómoda y bella para vivir y tengo el río a tiro de piedra. Sé que lo voy a disfrutar. Valencia es muy rica en cultura. Y debe ser que me hago mayor, porqué me apetece ver alguna exposición de pintura, afición que tengo desde hace mucho tiempo. Nada, cambio de ciudad y voy con ilusiones y motivaciones varias. Quiero escribir mucho, en especial para niños, cuyo mundo me fascina, quiero ver lo bello de la vida entendiendo que hay partes negativas y hay partes que ni siquiera entiendo. No me extenderé. Besos a los que me seguís:
Mónica Rubio Ochoa
29-octubre-2020
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