Viva las mujeres que saben lo que quieren y sobre todo saben lo que no quiere. La vida me ha enseñado a levantarme en condiciones muy arduas y a seguir luchando por uns parcelita de paz y tranquilidad. Sólo quiero eso: paz y tranquilidad, y espero que el mundo no me de cosas negativas e insulsas, sino alegría y ganas de vivir este don divino que es la vida. Soy todos los días un poco más feliz, la felicidad es para mí importante, y la hayo en muchos lugares, recuerdos, y con la gente que yo más quiero: mi familia, en especial mi padre. Soy una buenaza, un enfado me dura un plis plas, y si algo me han enseñado mis libros leídos es mucha cultura y saber estar, aunque acabo siendo tan natural que ya no me molesta lo que puedan decir de mí, he escuchado muchas tonterías. Sigo siendo la mujer que siempre quise ser, con adoración por los niños, que son listos e inocentes, y en verdad siempre pienso que deberíamos aprender de ellos. No soporto ni las rencillas ni las envidias que sólo sirven para complicarnos la vida. Sé que he madurado tanto, tanto, tanto que a veces me pregunto ¿Dónde está la niñita Mónica? Porque la imagen que veo en el espejo cuando me levanto es el de una mujer, seria y graciosa a la vez, con una sonrisa franca que a veces me indica la felicidad que tengo en mí. Besos, seguidores mudos:
5-JUN-2018
Mónica Rubio Ochoa
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