La paz de espíritu te hace sentirte bien y confiada en tu manera de ver la vida.
La paz de conciencia hace que duermas apierna suelta durante la noche.
La paz cristiana te alegra, es algo precioso cuando la compartes con tus hermanos en la Fe.
La paz es fundamental entre personas de distintas maneras de pensar.
Yo aspiro a llevar una vida pacífica. No tengo nada que ocultar, salvo que estoy tocando la felicidad con las manos. Me dedico a ser cada día un poco más buena, y a tener mucho sentido común, que hoy en día nos hace tanta falta. No me gusta ser el centro de atención, no va conmigo. Actúo conforme puede y sabe mi pensamiento. ¿Qué me encanta esta playa? Sí, y está muy limpia con unos jardines bien cuidados.
Yo aspiro a encontrarme tranquila, serena y relajada, y es una actitud mental. Soy una mujer nerviosa, pero que canaliza muy bien cómo se puede cada día una persona superarse a si misma. Y bueno, mi vida ahora es bellísima, no dudé en tiempos pasados en pedir ayuda y en meterme en una carrera como es Pedagogía, donde me hicieron una pirula y lo dejé. Pero me sigue encantando el mundo de los niños, y me doy cuenta que el mundo de los adultos es demasiado denso, demasiados vericuetos, demasiados líos, y yo huyo de esas tres cosas. Todo lo que he escrito en este blog desde el principio me ha servido como un cambio a mejor, o eso es lo que yo he sentido. Ahora sé más de la vida y de las relaciones pero también sé más de las envidias y las rencillas, y yo soy una mujer que huye de las mismas. Como os dije al principio, la paz es un gesto bellísimo, y hemos de aprender a perdonarnos y a perdonar. Os lo garantizo: se vive mejor.
Mónica Rubio Ochoa
23-mayo-2019
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