Nos complicamos la vida, yo la primera y deberíamos cambiar ese concepto con el de "complicidad", ayudándonos los unos de los otros en lo que podamos sobre todo en este período de coronavirus. Hay que ser feliz, pese a todo. Ver lo bueno de los corazones, los tuyos y los ajenos. Yo he recibido muchísimas ayudas y tengo mucha energía interior que me conduce cada vez más a aprender más y más, pero ya empiezo a enseñar cosas porqué se que sé. Tenía muchas inseguridades, pero me mantuve firme en unos muy malos momentos, afianzando cada vez más mis fe y mis creencias, que son fundamentales para mi paz interior. Y otra cosa, hay que ser buena persona, pero no por eso ir golpeándose el pecho entonando un "mea culpa", sino siendo constante y disfrutando de muchísimas cosas. Me gusta ser como soy ahora, me río más, y no hago cuentas de algunos comentarios, aunque hay comentarios que no debería haber escuchado. ¿Qué el amor llama a mi puerta? Lo recibiré con los brazos abiertos...¿qué no? pues disfrutaré de mi soltería. Tengo una forma muy natural de vivir y procuro animar a los míos, a los que quiero con locura. Es verdad que hay algún garbanzo negro...pero, a ver ¿quién no tiene en su familia alguién así? Con respecto a lo demás hay veces que tengo el carácter fuerte, sobre todo con el que siento que me ataca o utiliza algo feo para burlarse. No acepto muchas bromas en especial, de tontos desconocidos. Y ya, por hoy un poco rollete, pero estoy de buen humor, de muy buen humor, ya no quedamos tantos veraneantes en la playa de Cullera, y no se oyen gritos...se está genial.
Mónica Rubio Ochoa
16-septiembre-2020
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